Treinta consejos de San Juan Bosco para el Mes de María: una flor espiritual ofrecida cada día.
Participar con mucho fervor en la Santa Misa.
Poner mucha atención a lo que enseñan los sacerdotes.
Por la mañana a la hora de levantarse no le den gusto a la pereza. Levántense inmediatamente. Dormir demasiado es tan dañoso como comer demasiado.
Pídanle a la Sma Virgen tres gracias todos los días: evitar el pecado, conservar siempre la virtud de la pureza y no tener nunca malas amistades.
Piensen cuál es aquel deber al cual faltan con más frecuencia. Pidan la ayuda divina para poder cumplirlo; prometan a Nuestra Señora que lo van a cumplir.
Pidan excusa a aquellos que han hecho sufrir. Muestren cariño y hagan algún favor a aquellos que le resultan antipáticos.
Por amor de la Virgen Santa estén siempre alegres, mostrando un rostro sereno y hablando de lo que trae alegría y no de lo que entristece.
Digan varias veces cada día “María Auxiliadora, rogad por nosotros”.
Obedezcan siempre. El demonio nada puede contra los obedientes.
Huyan de las malas amistades. Las amistades malas corrompen las buenas costumbres.
Quizá hay algo en tu vida que es una espina para el corazón de la Virgen. ¿Por qué no arrancas ese mal de tu alma?
Quizá piensas demasiado en el cuerpo y poco en el alma. La muerte se acerca, prepárate.
El ocio es el padre de todos los vicios. Tienes que trabajar más. Nadie ha llegado a tener personalidad trabajando sólo unas pocas horas diarias.
Obedece a tus padres, ámalos, ayúdalos. Recuerda la promesa de la Biblia: “Quien honra a sus padres será feliz”.
Debes pedir tres "S": salud, sabiduría y santidad.
Recuerda que a la hora de la muerte te arrepentirás de haber perdido tanto tiempo sin provecho para tu alma.
La melancolía es el octavo pecado capital. Aleja de ti la tristeza, porque después del pecado nada te hace más daño que estar triste. Un pedacito de cielo lo arregla todo. Piensa en el Paraíso que te espera.
¿Crees que las excusas que tienes ahora serán suficientes para tranquilizarte a la hora de la muerte?
Pídele a la Virgen María cada día la gracia de no caer en pecado mortal.
Puedes hacer algo más y no lo haces. Aleja de ti la pereza que tanto perjudica.
Ese vicio que tienes te prepara un gran desastre si no lo corriges.
Refrena tu carácter. ¿No ves que vas perdiendo los amigos? ¿Por qué no eres más tolerante y más caritativo?
La Virgen está contenta porque has hecho algo para ser más agradable a Dios.
Piensa un poco: “Y si murieses esta noche ¿a dónde iría tu alma?”.
¡Si pudieras ver el estado de tu alma! No vayas a acostarte esta noche sin hacer un buen acto de contrición y un propósito de cambiar de vida.
¡Ánimo! Invoca a María Santísima y Ella resolverá tus dificultades.
Más obras y menos palabras.
Que tus palabras sean dignas de un cristiano.
En todas tus obras preocúpate más de cómo las juzgará Dios, que de lo que pensarán de ella los hombres.
Jesús Sacramentado te espera en la Iglesia. ¿Por qué no vas a visitarlo más a menudo? Sé apóstol de la Eucaristía.
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