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Autor Iglesia Hogar
La Corona de Adviento es un elemento pedagógico-espiritual del Adviento, que acompaña nuestra Liturgia y Oración.
El Adviento es el Tiempo Litúrgico de preparación para la Navidad.
Comienza el cuarto domingo anterior al 25 de diciembre.
La Corona acompaña esta preparación.
Es circular, símbolo de la eternidad. El color verde de su follaje significa la vida siempre abundante que nos trae Jesús (anticipando el follaje siempre verde del árbol de Navidad, y remitiéndonos ambos al árbol siempre de la Cruz, que por la Resurrección comunica sus frutos constantemente).
Los listones rojos son signos del Amor de Dios, que fue derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado (Romanos 5,5).
Las velas que se encienden en cada domingo de la espera, nos conducen a la Luz de Jesús, Luz del mundo, que se va incrementando hasta que “se hace presente” en la Navidad.
El primero y segundo domingo se encienden velas lilas (color de preparación y de espera), el tercer domingo vela rosa (símbolo de la alegría por la proximidad de la Venida del Señor Jesús), el cuarto nuevamente lila, y en la Nochebuena se enciende una vela blanca significando la gloria de Jesús en medio nuestro.
Esta luz intensa de las cinco velas en la Noche de Navidad, nos traslada al Cirio encendido en la Vigilia Pascual. La Encarnación prepara la Resurrección. Sin Encarnación no habría Resurrección. Sin Resurrección, la Encarnación carecería de sentido y sería algo vacío. La Resurrección es la Luz definitiva que ilumina nuestro caminar. Es la Realidad Total.
Jesús es la Luz Eterna y la Vida en Abundancia, el Amor del Padre presente entre nosotros.
De todo eso nos hace participar a través de signos y símbolos, en los cuales nos comunica su Realidad Viva, Amorosa y Luminosa.
Gustavo Daniel D´Apice
Profesor de Teología
http://es.catholic.net/gustavodaniel
El Adviento es el Tiempo Litúrgico de preparación para la Navidad.
Comienza el cuarto domingo anterior al 25 de diciembre.
La Corona acompaña esta preparación.
Es circular, símbolo de la eternidad. El color verde de su follaje significa la vida siempre abundante que nos trae Jesús (anticipando el follaje siempre verde del árbol de Navidad, y remitiéndonos ambos al árbol siempre de la Cruz, que por la Resurrección comunica sus frutos constantemente).
Los listones rojos son signos del Amor de Dios, que fue derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado (Romanos 5,5).
Las velas que se encienden en cada domingo de la espera, nos conducen a la Luz de Jesús, Luz del mundo, que se va incrementando hasta que “se hace presente” en la Navidad.
El primero y segundo domingo se encienden velas lilas (color de preparación y de espera), el tercer domingo vela rosa (símbolo de la alegría por la proximidad de la Venida del Señor Jesús), el cuarto nuevamente lila, y en la Nochebuena se enciende una vela blanca significando la gloria de Jesús en medio nuestro.
Esta luz intensa de las cinco velas en la Noche de Navidad, nos traslada al Cirio encendido en la Vigilia Pascual. La Encarnación prepara la Resurrección. Sin Encarnación no habría Resurrección. Sin Resurrección, la Encarnación carecería de sentido y sería algo vacío. La Resurrección es la Luz definitiva que ilumina nuestro caminar. Es la Realidad Total.
Jesús es la Luz Eterna y la Vida en Abundancia, el Amor del Padre presente entre nosotros.
De todo eso nos hace participar a través de signos y símbolos, en los cuales nos comunica su Realidad Viva, Amorosa y Luminosa.
Gustavo Daniel D´Apice
Profesor de Teología
http://es.catholic.net/gustavodaniel
Categoria:
Adviento,
Año Litúrgico,
Corona.
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