14:09 | Autor Iglesia Hogar

20 de diciembre

Si!!!

Hay

instantes que pueden cambiar todo un futuro.

Hay palabras que transforman el curso de la historia. Hay momentos fuertes en la vida en los que todo puede cambiar. Y todo depende del delicado hilo de la propia decisión.

Pero...
como somos inseguros necesitamos signos,

queremos certezas..

Pues bien, el Señor mismo va a darles una "señal":

la Virgen concebirá y dará a luz a un Hijo y le pondrá por nombre Emmanuel, es decir, «Dios-con-nosotros». Isaías 7

También, en mi vida, Dios hace para mí unos signos.

Quizás no sean vistosos ni milagrosos,

pero tengo que saber leerlos e interpretarlos.

Alégrate, llena de gracia; el Señor está contigo soy la servidora del Señor, que se haga en mi según tu palabra. Lucas 1, 26

El modo es sencillo;

el acontecimiento es inmenso.

· Nazaret, en Galilea

· Un pueblito insignificante y desconocido

· Una provincia despreciada por su mezcla de judíos y paganos.

· Una casa simple

· Una sencilla muchacha del pueblo que nada la distingue de sus compañeras llamada María.

· Desposada con varón carpintero de la casa de David, llamado José...

El modo es sencillo;

el acontecimiento es inmenso.

M

aría es invitada por el cariño de Dios a decidirse, a optar. Dios le promete su ayuda. Pero como todas las promesas de Dios, deben ser recibida en la fe más absoluta.

Dios no se contentó con una expectativa.

Dios ama al hombre y se lo demuestra.

Dios busca al hombre se muestra

A Dios no hay que buscarlo en el aire

A Dios no hay que buscarlo en las ideas,

A Dios no hay que buscarlo sólo en los anhelos.

DIOS busca al hombre

y María se deja encontrar.

A Dios hay que buscarlo en la Vida.

María

permite que su cuerpo se transforme para que Dios se muestre a los hombres. Su maternidad acerca a Dios al hombre como uno de los nuestros.

E

l “Sí” de María a la propuesta de Dios, no es el de novela “romántica”.

Con ese “Sí”, toda su vida quedó comprometida.

· Si la mujer esos tiempos no podía acceder a la Torá ni a la palabra escrita de los profetas,

María se anima a llevar en su vientre a la misma Palabra de Dios hecha carne.

· Si la mujer tenía acceso restringido al culto,

María se anima a estar cara a cara con Dios.

· Si la mujer tenía prohibido conversar con otro hombre que no fuera su marido,

María se anima a dialogar con el Angel desconocido y toma la decisión de ser la madre de Dios.

· Si la mujer vivía dependiente de una estructura familiar rígida,

María se anima a enfrentar a la sociedad de su tiempo.

· Si la mujer debía cuidar su imagen moral y su virginidad hasta el matrimonio,

María se anima a quedar embarazada misteriosamente.

El "Sí" de María no es una respuesta espontánea a algo “lógico”.

El "Sí" de María brota de la confianza que tiene en el Dios fiel a su pueblo.

María se comprometió desde su propia liberación, con la liberación de Dios; que viene a liberar a su pueblo.

E

l «hágase en mí según tu palabra» de María se continua a lo largo de la historia en la comunidad de discípulos de Jesús que se animan a aceptar el proyecto de Dios “por encima de sus propios proyectos”. Nosotros estamos llamados a contestar también a Dios con nuestro «sí».

D

ios está sediento de que en cada uno de nosotros se encarne nuevamente su amor salvador. Quiere ser Dios-con-nosotros. Creer que Dios es Dios-con-nosotros significa que se nos da Él mismo, que todo lo que podemos desear de felicidad y amor y vida, se queda corto con lo que Él nos quiere regalar.

E

s cuestión de…

hacer silencio,

responder

y animarse.

Oíste, Virgen, que concebirás

y darás a luz a un hijo;

oíste que no era por obra de varón,

sino por obra del Espíritu Santo.

Mira que el ángel aguarda tu respuesta,

porque ya es tiempo

que se vuelva al Señor que lo envió.

Se pone entre tus manos

el precio de nuestra salvación.

Por tu breve respuesta seremos restablecidos

para ser llamados de nuevo a la vida...

No tardes, Virgen María, da tu respuesta,

pronuncia esta palabra que la tierra,

los abismos y los cielos esperan.

Mira: el rey y señor del universo

desea tu belleza,

desea no con menos ardor tu respuesta.

Ha querido suspender a tu respuesta

la salvación del mundo .

Has encontrado gracia ante de él

con tu silencio;

ahora él prefiere tu palabra.

Responde presto al ángel, o,

por mejor decir, al Señor por medio del ángel;

responde una palabra y recibe al que es la Palabra;

pronuncia tu palabra y concibe la divina;

pemite una palabra fugaz

y acoge en tu seno a la Palabra eterna...

Abre, Virgen dichosa, el corazón a la fe,

los labios al consentimiento,

las castas entrañas al Criador.

Mira que el deseado de todas las gentes

está llamando a tu puerta.

Si te demoras en abrirle,

pasará adelante,

y después volverás con dolor

a buscar al amado de tu alma.

Levántate, corre, abre.

Levántate por la fe,

corre por la devoción,

abre por el consentimiento.

San Bernardo

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