7:04 | Autor Iglesia Hogar


5:31 | Autor Iglesia Hogar
Nació en Nápoles, Italia en 1715. Su padre era un tejedor, hombre de terrible mal genio, y la madre era una mujer extraordinariamente piadosa. Desde muy pequeñita fue obligada por su padre a trabajar muchas horas cada día en su taller de hilados, pero la mamá aprovechaba todo rato libre para leerle libros piadosos y llevarla al templo a orar. El párroco, admirado de su piedad y viendo que se sabía de memoria el catecismo, la admitió a los 8 años a la Primera Comunión, y al año siguiente la encargó de preparar a varios niños. 

Como era hermosa, el papá le consiguió un novio de clase rica. Pero María Francisca le dijo que ella había prometido a Dios conservarse soltera y virgen para dedicarse a la vida espiritual y a ayudar a salvar almas. El padre montó en cólera y la castigó serveramente; sin embargo, gracias a las influencias y mediación de un padre franciscano, el papa de la santa aceptó dejarla en libertad para que ella siguiese su vocación religiosa. El 8 de septiembre de 1731 recibió el hábito de Terciaria franciscana y siguió viviendo en su casa, pero con comportamientos de religiosa. 

Frecuentemente mientras estaba en oración entraba en éxtasis. La Virgen se le aparecía y le traía mensajes. Tras la muerte de su madre, la santa decidió abandonar su hogar y mudarse a una casa cural donde permaneció los últimos 38 años de su vida, siempre en constante oración, penitencia y sufrimiento que los ofrecía por las almas del purgatorio y la conversión de los pecadores. 

Poco después, le aparecieron las cinco llagas o heridas de Jesús en su cuerpo. Su salud era muy defectuosa y las enfermedades la hacían sufrir enormemente. El 6 de octubre de 1791 murió santamente. Y al año 1867 el Sumo Pontífice la declaró santa.
11:15 | Autor Iglesia Hogar


DOMINGO DE RAMOS: Abre solemnemente la Semana Santa. La Misa de este día tiene dos partes propias: la Procesión de Ramos y  la lectura de la Pasión.
MIÉRCOLES SANTO: MISA CRISMAL. Llamada así porque se consagran los Óleos (entre ellos, el Santo Crisma), que han de usarse para los sacramentos del Bautismo, Confirmación, Orden Sagrado y Unción de los Enfermos.
JUEVES SANTO: CENA DEL SEÑOR. Se celebra por la tarde o noche. Conmemora la institución de la Eucaristía, del sacerdocio y la caridad. El celebrante hace presente a Jesús quién manifiesta el gesto de caridad para todos los fieles dando el ejemplo de lavar los pies a los Apóstoles. Al término de la ceremonia callan las campanas y los instrumentos musicales. El altar está despojado y el Sagrario abierto y vacío     
RESERVA DEL SANTÍSIMO SACRAMENTO: Se reserva el Santísimo en un lugar apropiado para la adoración silenciosa de los fieles hasta el Sábado Santo.  Se desnuda el altar y se retiran las cruces del templo. Si es posible, se cubren las imágenes.
VIERNES SANTO: Único día en el que no se celebra
 la Santa Misa. En este día, como acto de piedad,
sólo se realiza el Vía Crucis. Día de la muerte del Señor en la cruz. Celebración de la Pasión del Señor por la tarde. El celebrante, al inicio se postra en el suelo. Se divide en tres partes: Liturgia de la Palabra y Oración Universal, Adoración de la Santa Cruz y Sagrada Comunión.
SÁBADO SANTO: La desolación de María y el descenso de Jesús al lugar de los muertos. Jesús en el sepulcro. Es el día para profundizar, para contemplar. Día propicio para hacer la confesión pascual.
VIGILIA PASCUAL: (Sábado a la noche). Los fieles esperan al Señor con las lámparas encendidas para que los encuentre en vela y los haga sentar a su Mesa. En esta celebración se bendice el Fuego, la procesión con el Cirio Pascual, la liturgia de la Palabra, la liturgia Bautismal y la liturgia de la Eucaristía.
DOMINGO: PASCUA DE RESURRECCIÓN:  Jesús resucitó!!!  Han tornado a la Liturgia los aleluyas y el Gloria.  El pueblo celebra la vida con el signo del huevo decorado, y el gustito de la Pascua se saborea con las clásicas roscas. Es la feliz conclusión del drama de la Pasión y la alegría inmensa que sigue al dolor.


10:45 | Autor Iglesia Hogar

Santo del Silencio
San José es llamado el "Santo del silencio" No conocemos palabras expresadas por él, tan solo conocemos sus obras, sus actos de fe, amor y de protección como padre responsable del bienestar de su amadísima esposa y de su excepcional Hijo. José fue "santo" desde antes de los desposorios. Un "escogido" de Dios. Desde el principio recibió la gracia de discernir los mandatos del Señor.Las principales fuentes de información sobre la vida de San José son los primeros capítulos del evangelio de Mateo y de Lucas. Son al mismo tiempo las únicas fuentes seguras por ser parte de la Revelación. San Mateo (1:16) llama a San José el hijo de Jacob; según San Lucas (3:23), su padre era Heli.  Probablemente nació en Belén, la ciudad de David del que era descendiente. Pero al comienzo de la historia de los Evangelios (poco antes de la Anunciación), San José vivía en Nazaret.San José es también modelo incomparable, después de Jesús, de la santificación del trabajo corporal. Por eso la Iglesia ha instituido la fiesta de S. José Obrero, celebrada el 1 de mayo, presentándole como modelo sublime de los trabajadores manuales .La relación de esposos que sostuvo San José y Virgen María es ejemplo para todo matrimonio; ellos nos enseñan que el fundamento de la unión conyugal está en la comunión de corazones en el amor divino. Para los esposos, la unión de cuerpos debe ser una expresión de ese amor y por ende un don de Dios. San José y María Santísima, sin embargo, permanecieron vírgenes por razón de su privilegiada misión en relación a Jesús. La virginidad, como donación total a Dios, nunca es una carencia; abre las puertas para comunicar el amor divino en la forma mas pura y sublime. Dios habitaba siempre en aquellos corazones puros y ellos compartían entre sí los frutos del amor que recibían de Dios.



MEDITACIÓN  SOBRE LA VIDA DE SAN JOSÉ
I. San José mereció, por su pureza, el honor de ser elegido por Dios para ser el esposo de su Madre. ¡Qué gloria para ti, oh gran santo, mandar a una esposa omnipotente en el cielo y en la tierra! Imita la pureza, la humildad y la modestia de José, y María se mostrará contigo llena de ternura. Para que llegues a ser un gran santo, haz, siguiendo el ejemplo de San José, todas tus acciones pensando que Dios te ve.
II. Fue el padre nutricio de Jesús, y Jesús le estaba sometido. Admira la humildad del Salvador, que, pudiendo nacer en el palacio de Augusto o de Herodes, prefiere elegirse un padre pobre y desconocido, un padre que debe trabajar con sus manos para procurarle alimento y vestido. A ejemplo de San José, nunca te separes de Jesús: que en todos tus actos sea tu compañero, conversa a menudo con Él. Haz un lugar a Jesús en medio de tus hijos: que tu Señor venga a tu familia, que tu Creador se acerque a su creatura (San Agustín).
III. San José murió en brazos de Jesús y de María. Tú también quieres terminar tu existencia con una muerte dichosa y santa: ten una gran devoción a San José. Nos asegura Santa Teresa que ha obtenido todo lo que ha pedido por los méritos de San José. Pídele esta última gracia que debe coronar tu vida y hacerte comenzar una eternidad de dicha. Con frecuencia durante tu vida, y sobre todo en la hora de tu muerte, pronuncia los tres hermosos nombres de Jesús, María y José.

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4:29 | Autor Iglesia Hogar
Domingo de Pascuas


Puertas, abríos de par en par;
levantaos, portones eternos, 
porque va a entrar el Rey de la gloria. 
Hosanna en el Cielo. 
Bendito tú que vienes lleno de bondad y misericordia 
                                                                            Sal 23,9-10
 


La Semana Santa es inaugurada por el Domingo de Ramos, en el que se celebran las dos caras centrales del misterio pascual: la vida o el triunfo, mediante la procesión de ramos en honor de Cristo Rey, y la muerte o el fracaso, con la lectura de la Pasión correspondiente a los evangelios sinópticos (la de Juan se lee el viernes).

Desde el siglo V se celebraba en Jerusalén con una procesión la entrada de Jesús en la Ciudad Santa, poco antes de ser crucificado. Debido a las dos caras que tiene este día, se denomina "Domingo de Ramos" (cara victoriosa) o "Domingo de Pasión" (cara dolorosa). Por esta razón, el Domingo de Ramos comprende dos celebraciones: la procesión de ramos y la eucaristía. Lo que importa en la primera parte no es el ramo bendito, sino la celebración del triunfo de Jesús. A ser posible, debe comenzar el acto en otro sitio, para dar lugar al simbolismo de la entrada en Jerusalén, representada por el templo principal. El rito comienza con la bendición de los ramos, que deben ser lo bastante grandes como para que el acto resulte vistoso y el pueblo pueda percibirlo sin dificultad.

Después de la aspersión de los ramos se proclama el evangelio, es decir, se lee lo que a continuación se va a realizar. Por ser creyentes, por estar convertidos y por haber sido iniciados sacramentalmente a la vida cristiana, pertenecemos de tal modo al Señor que, al celebrar litúrgicamente su entrada en Jerusalén, nos asociamos a su seguimiento. La Semana Santa empieza y acaba con la entrada triunfal de los redimidos en la Jerusalén celestial, recinto iluminado por la antorcha del Cordero.

A la procesión sigue inmediatamente la eucaristía. Del aspecto glorioso de los Ramos pasamos al doloroso de la Pasión. Esta transición no se deduce sólo del modo histórico en que transcurrieron los hechos, sino porque el triunfo de Jesús en el Domingo de Ramos es signo de su triunfo definitivo. Los ramos nos muestran que Jesús va a sufrir, pero como vencedor; va a morir, mas para resucitar. En resumen, el domingo de Ramos es inauguración de la Pascua, o paso de las tinieblas a la luz, de la humillación a la gloria, del pecado a la gracia y de la muerte a la vida.
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7:33 | Autor Iglesia Hogar


Cuaresma de la alegría

Escrito por Mons. Manuel Sánchez Monge,

Obispo de Mondoñedo- Ferrol


¿Cuaresma y alegría? Parece pura contradicción. Y sin embargo la cuaresma es el camino que nos conduce a la Pascua, la gran fiesta cristiana, la fiesta de la alegría por excelencia. No es un tiempo de tristeza, sino de alegría. Vivir la Cuaresma en negativo sería casi blasfemo. No mortificaciones, sino vivificaciones; penitencias para la conversión; no culpa, sino gracia. Los sacrificios son para la generosidad. Las mortificaciones nos llevan a una vida mejor.
La Cuaresma es un tiempo gozoso, no es privación, sino enriquecimiento. No es negatividad, sino creatividad. Es un esfuerzo por renovar, construir y conquistar. Ayuda a crecer, a rejuvenecerse, a desarrollar las mejores cualidades, a estar más contentos con nosotros mismos. El compromiso hacia fuera no tardará en llegar. La conversión puede exigir a veces una terapia liberadora. Hay que renunciar a todo lo caducado, a todo lo que en nosotros se ha pasado de fecha.
Convirtámonos a la vida y a la felicidad. Cuando sentimos la vida interior, cuando nos centramos en el amor, cuando captamos y compartimos la vida de los demás, cuando nos abrimos al misterio de la vida, entonces experimentamos la libertad y el gozo de existir. Nos convertimos, no en poseedores, sino en adoradores; no en coleccionistas de arte, sino en artistas; no en repetidores, sino en creadores. El que 'es' siente, vibra, crea, crece, ama, vive. Es calidad de vida. Apegarse al tener es otra cosa. Porque poseer es apego, endurecimiento, idolatría. El tener cosifica y deshumaniza. Lo que ganamos en cantidad de vida, lo pierdes en calidad.
Convirtámonos al amor solidario. La vida y la felicidad están en el amar, en el compadecer, en el compartir, en el vivir con y para los demás. Nuestro vivir es con-vivir. Vivir en solidaridad es calidad de vida, porque el otro es para nosotros, no rival, sino estímulo y complemento de nuestra personalidad. Crucifiquemos el egoísmo y el individualismo. Rompamos esa tendencia a encerrarnos y clausurarnos en nosotros mismos. El egoísmo va matando en ti el amor, que es la auténtica vida: «el que no ama está muerto». El individualismo nos convierte en seres odiosos y recelosos. El narcisismo nos transforma en seres infantiles y estúpidos. El egoísmo es también injusto, por no ofrecer a los demás lo que tienen derecho a recibir de nosotros. Compartamos bienes y talentos, que para eso se nos han dado. Abandonemos posturas cómodas no solidarias. Salgamos de nuestros refugios y pongámonos en camino. Con los ojos, las manos y el corazón bien abiertos. Enseguida encontraremos compañeros de viaje y hombres tirados al borde del camino. Aprenderemos la alegría del compartir. Así seremos semejantes a Dios, que es comunión de vida. Y prolongaremos sus manos bienhechoras en la vida de los hombres.
Convirtámonos a la verdadera oración. Al orar nos abrimos al Ser, nos dejamos invadir por el Amigo y contemplamos, agradecemos, adoramos y amamos.
Orar es entrar dentro de nosotros mismos para poder descubrir a Dios en nuestra más íntima intimidad. Y, al mismo tiempo, es descubrir al Dios presente en las demás personas, en los acontecimientos de la vida, en la naturaleza toda. Orar es dejarse interpelar por la palabra de Dios, es acercarnos al 'libro vivo' que es Jesucristo. Orar es entrar en la verdad y la profundidad de todo, ver y escuchar, sentir y comprender y trabajar y relacionarse y amar.
Ayunemos de palabras y deseos inútiles. El silencio exterior e interior ayudan a entrar en el misterio. Concentrémonos. Somos complicados y estamos agitados, inquietos, nerviosos, a veces rotos por dentro. Nos falta tiempo y nos sobran prisas. Así no podremos orar. Es cuestión de pacificarse. Es cuestión de relativizar y buscar prioridades, aceptando limitaciones. Es cuestión de organizarse. La Cuaresma nos puede ayudar a comprender que sólo Dios basta.
Un corazón nuevo
La metáfora ya es muy conocida, pero tiene hondura. Hay una operación radical a la que todos podemos someternos: es la operación de corazón. No es cuestión de limpiar o trasplantar una arteria o de poner una válvula más o menos. Es un trasplante total. "La enfermedad que padece el mundo, la enfermedad principal del hombre, no es la pobreza o la guerra, es la falta de amor, la esclerosis del corazón". Es el diagnóstico de Madre Teresa de Calcuta. O sea, que tenemos el corazón necrosado, un corazón de piedra. Necesitamos que nos pongan un corazón nuevo. Y que Dios nos haga transfusión de su sangre, oxigenada con el aire del Espíritu. Pero no nos asustemos. Lo "gracioso" es que este trasplante ni cuesta ni supone tanto sacrificio. Es más un don que una operación, es más una gracia que una terapia. Lo único necesario es que nos dejemos cambiar.
Necesitamos un corazón nuevo que sea de veras corazón, un corazón tejido de ternura y benevolencia, un corazón grande y sensible, un corazón compasivo y misericordioso. O sea, un corazón parecido al Corazón de Dios.
La misericordia es lo que define a Dios. Cuando Moisés quiere conocer su gloria, es decir, su intimidad, su realidad más profunda, y le pregunta por su nombre, recibe esta respuesta: «Yahveh, Yahveh, Dios misericordioso y compasivo, tardo a la ira y rico en bondad y fidelidad» (Ex. 34, 5-7).
Compasivo y misericordioso. En hebreo son palabras tomadas de los sentimientos y gestos maternales. Dios es Padre con entrañas maternales. Siente como una madre cuando lleva a su hijo dentro. Dios se conmueve por sus hijos hasta la compasión y la ternura. Esta misericordia de Dios se ha manifestado definitivamente en Jesucristo. Por eso se le conmovían fácilmente las entrañas: ante el enfermo, ante el hambriento, ante el pecador, ante todo el que sufría.
¿Qué se nos pide en esta Cuaresma? Solamente una cosa, que nuestro corazón rebose misericordia para poder acercarnos y acercar a los demás a infinita misericordia del Dios de Jesucristo. ¿Eso es poca cosa? Es lo más grande que podemos hacer, la Cuaresmamás hermosa que podemos practicar. La más hermosa y la más necesaria. Porque vivimos en un mundo sin misericordia. Un mundo duro, frío, competitivo: un mundo que crea soledad, que divide y enfrenta a los hombres. Un mundo deshumanizado, sin entrañas, sin corazón.
En este mundo nuestro no hay misericordia para los vencidos, para los débiles, los pobres, los ancianos, los enfermos y minusválidos, para las víctimas, para los fracasados.
Cuaresma: en ella queremos entrar como camino para llegar a la alegría pascual un poco más resucitados.
11:12 | Autor Iglesia Hogar
Para niños desde 4° grado y con 9 años:

Parroquia San José:       del 5/3 al 9/3, de 17 hs á 18:30 hs.
Parroquia Santa María:   del 5/3 al 9/3, de 14 hs á 16 hs.
San Antonio:                 del 5/3 al 9/3, de 17 hs á 18:30 hs.
San Cayetano:              del 5/3 al 12/3, de 17 hs á 18 hs.
Ntra Sra de Luján:         del 5/3 al 9/3, de 10 á 11 hs y de 14 hs á 16 hs.
San Pantaleón:              del 5/3 al 7/3, de 15:30 hs á 17:30 hs.
María Auxiliadora           sin confirmar.


VIA CRUCIS: 
Todos los viernes en Parroquia San José a las 7:00 hs y a las 18 hs.
Todos los viernes en Parroquia Santa María a las 15 hs.

NOVENA A SAN JOSÉ:
Todos los días desde el 10/3 a las 18:30 hs. El día viernes 16, que coincide con el Vía Crucis
y se superponen los horarios, se rezará el Vía Crucis.


Nos estamos preparando para la fiesta Patronal de San José para el día 18 del cte. Como otros años, celebraremos con la Procesión, 19 hs,  Santa Misa, 20 hs y a las 21 hs  la fiesta popular frente al templo con distintos números artísticos y kioscos que ofrecerán comidas típicas.

PEREGRINACIÓN A TANDIL:


Saldremos el 25 de marzo a las 7 hs desde Parroquia San José. Los interesados en viajar, dirigirse a la Parroquia. El viaje sale 50$ y lo haremos en combi.

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5:36 | Autor Iglesia Hogar



LA CONFESIÓN: no es un juego de niños....

No, no es un juego de niños, pero a la vez hay que hacerse como niños para poder vivir bien la Confesión.
Siete razones para hacerse niño y confesarse:

1. De los que se hacen niños es el Reino de los cielos.
2. Los niños siempre dicen la verdad: abre tu corazón a LA VERDAD, sobre ti.
3. Son capaces de maravillarse por todo: maravíllate de su amor que te perdona.
4. Si algo les maravilla quieren hacerlo más veces: no dejes pasar más de un año.
5. Su corazón es sencillo: hazte sencillo ante Dios que te quiere perdonar.
6. No tienen respeto humano: no tengas miedo, di todo, no te quedes con nada.
7. Le gustan los regalos: ¡qué mayor regalo que la paz que te da!








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4:50 | Autor Iglesia Hogar

Transfiguración, lo que Cristo es
Segundo domingo Cuaresma. ¿Sabemos nosotros llenar esos pozos de tristeza con la auténtica felicidad, que es Cristo? 
Autor: P. Cipriano Sánchez LC | Fuente: Catholic.net

La Transfiguración del Señor es particularmente importante para nosotros por lo que viene a significar. Por una parte, significa lo que Cristo es; Cristo que se manifiesta como lo que Él es ante sus discípulos: como Hijo de Dios. Pero,además, tiene para nosotros un significado muy importante, porque viene a indicar lo que somos nosotros, a lo que estamos llamados, cuál es nuestra vocación.

Cuando Pedro ve a Cristo transfigurado, resplandeciente como el sol, con sus vestiduras blancas como la nieve, lo que está viendo no es simplemente a Cristo, sino que, de alguna manera, se está viendo a sí mismo y a todos nosotros. Lo que San Pedro ve es el estado en el cual nosotros gloriosos viviremos por la eternidad.

Es un misterio el hecho de que nosotros vayamos a encontrarnos en la eternidad en cuerpo y alma. Y Cristo, con su verdadera humanidad, viene a darnos la explicación de este misterio. Cristo se convierte, por así decir, en la garantía, en la certeza de que, efectivamente, nuestra persona humana no desaparece, de que nuestro ser, nuestra identidad tal y como somos, no se acaba.
Está muy dentro del corazón del hombre el anhelo de felicidad, el anhelo de plenitud. Muchas de las cosas que hacemos, las hacemos precisamente para ser felices. Yo me pregunto si habremos pensado alguna vez que nuestra felicidad está unida a Jesucristo; más aún, que la Transfiguración de Cristo es una manifestación de la verdadera felicidad.

Si de alguna manera nosotros quisiéramos entender esta unión, podríamos tomar el Evangelio y considerar algunos de los aspectos que nos deja entrever. En primer lugar, la felicidad es tener a Cristo en el corazón como el único que llena el alma, como el único que da explicación a todas las obscuridades, como dice Pedro: "¡Qué bueno es estar aquí contigo!". Pero, al mismo tiempo, tener a Cristo como el único que potencia al máximo nuestra felicidad.

Las personas humanas a veces pretendemos ser felices por nosotros mismos, con nosotros mismos, pero acabamos dándonos cuenta de que eso no se puede. Cuántas veces hay amarguras tremendas en nuestros corazones, cuántas veces hay pozos de tristeza que uno puede tocar cuando va caminando por la vida.

¿Sabemos nosotros llenar esos pozos de tristeza, de amargura o de ceguera con la auténtica felicidad, que es Cristo? Cuando tenemos en nuestra alma una decepción, un problema, una lucha, una inquietud, una frustración, ¿sabemos auténticamente meter a Jesucristo dentro de nuestro corazón diciéndole: «¡Qué bueno es estar aquí!»?

Hay una segunda parte de la felicidad, la cual se ve simbolizada en la presencia de Moisés y de Elías. Moisés y Elías, para la mentalidad judía, no son simplemente dos personaje históricos, sino que representan el primero la Ley, y el segundo a los Profetas. Ellos nos hablan de la plenitud que es Cristo como Palabra de Dios, como manifestación y revelación del Señor a su pueblo. La plenitud es parte de la felicidad. Cuando uno se siente triste es porque algo falta, es porque no tiene algo. Cuando una persona nos entristece, en el fondo, no es por otra cosa sino porque nos quitó algo de nuestro corazón y de nuestra alma. Cuando una persona nos defrauda y nos causa tristeza, es porque no nos dio todo lo que nosotros esperábamos que nos diera. Cuando una situación nos pone tristes o cuando pensamos en alguien y nos entristecemos es porque hay siempre una ausencia; no hay plenitud.

La Transfiguración del Señor nos habla de la plenitud, nos habla de que no existen carencias, de que no existen limitaciones, de que no existen ausencias. Cuántas veces las ausencias de los seres queridos son tremendos motivos de tristeza y de pena. Ausencias físicas unas veces, ausencias espirituales otras; ausencias producidas por una distancia que hay en kilómetros medibles, o ausencias producidas por una distancia afectiva.

Aprendamos a compartir con Cristo todo lo que Él ha venido a hacer a este mundo. El saber ofrecernos, ser capaces de entregarnos a nuestro Señor cada día para resucitar con Él cada día. "Si con Él morimos -dice San Pablo- resucitaremos con Él. Si con Él sufrimos, gozaremos con Él". La Transfiguración viene a significar, de una forma muy particular, nuestra unión con Cristo.

Ojalá que en este día no nos quedemos simplemente a ver la Transfiguración como un milagro más, tal vez un poquito más espectacular por parte de Cristo, sino que, viendo a Cristo Transfigurado, nos demos cuenta de que ésa es nuestra identidad, de que ahí está nuestra felicidad. Una felicidad que vamos a ser capaces de tener sola y únicamente a través de la comunión con los demás, a través de la comunión con Dios. Una felicidad que no va a significar otra cosa sino la plenitud absoluta de Dios y de todo lo que nosotros somos en nuestra vida; una felicidad a la que vamos a llegar a través de ese estar con Cristo todos los días, muriendo con Él, resucitando con Él, identificándonos con Él en todas las cosas que hagamos.

Pidamos para nosotros la gracia de identificarnos con Cristo como fuente de felicidad. Pidámosla también para los que están dentro de nuestro corazón y para aquellas personas que no son capaces de encontrar que estar con Cristo es lo mejor que un hombre o que una mujer pueden tener en su vida.


Preguntas o comentarios al autor P. Cipriano Sánchez LC
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16:47 | Autor Iglesia Hogar
Escrito por Eloi Leclecr, El Reino escondido. Sal Terrae -1997-

"El relato evangélico de la Transfiguración sólo nos entregará su secreto si renunciamos a saber lo que aquel día ocurrió realmente y cómo se desarrollaron los hechos. Sólo así podemos tener la esperanza de acceder al sentido profundo de lo que aquí se evoca. La Transfiguración deja entonces de ser un acontecimiento aparte en la vida de Jesús, una especie de «espectáculo» maravilloso, porque en realidad constituye una misma cosa con el anuncio del Reino; de hecho, es ese mismo anuncio, que de pronto se ilumina en su realidad más profunda a partir de lo que Jesús vive en su más estricta intimidad, en su relación con el Padre. 

A lo largo de toda su enseñanza, y especialmente en las parábolas, Jesús había presentado el Reino de Dios poniendo el acento en su carácter oculto. El Reino viene, se ha acercado; pero no se manifiesta externamente de forma llamativa, no tiene nada de espectacular ni de sensacional. Está escondido, no en el misterio del más allá, sino aquí mismo. Oculto bajo el velo de lo cotidiano, se inserta en el desarrollo de la vida diaria como la levadura en la masa. Está presente en el centro mismo del mundo familiar de cada cual: el de las actividades de cada día, el de las penas y las alegrías de todos. A los fariseos que le preguntan por la venida del Reino y por los signos que permitirán reconocerlo, Jesús les responde: «El Reino de Dios viene sin dejarse sentir. Y no dirán: "'Véanlo aquí o allá", porque el Reino de Dios ya está entre ustedes» (Lc 17,20-21). Por tanto, el Reino viene sin ser advertido por quienes sólo esperan señales extraordinarias y fantásticas. 

Pero, aunque esté escondido en un presente absolutamente cotidiano y familiar, el Reino no es en modo alguno una realidad cotidiana y familiar. Es una cercanía enteramente nueva de Dios al mundo, una presencia maravillosa, inesperada, insuperable; una revelación de ternura que lo transfigura todo, de forma que quien la acoge puede decir con toda verdad: «¡Qué bueno es estar aquí...!» Con su venida, la existencia más ordinaria queda transfigurada en todas sus relaciones, penetrada y transportada por el aliento de misericordia y ternura que viene del Padre, a través de esa relación singular y única, toda intimidad, que Jesús mantiene con el Padre. Nada ha cambiado exteriormente. Sin embargo, todo se vive de manera diferente: a la luz del Hijo amado. De este modo, el anuncio del Evangelio es todo él transfiguración.
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15:43 | Autor Iglesia Hogar
Renovación del Aguila

El águila , es el ave que posee la mayor longevidad de su especie.

Llega a vivir 70 años.

Pero para llegar a esa edad ,a los 40 años de vida tiene que tomar una seria decisión.

A los 40 años:

Sus uñas curvas y flexibles , no consiguen agarrar a las presas de las que se alimenta.

Su pico alargado y punteagudo , también se curva.

Apuntando contra el pecho están las alas , envejecidas y pesadas por las gruesas plumas.

¡ Volar es ahora muy difícil !

Entonces el águila , tiene sólo dos alternativas: Morir , ..... ó enfrentar un doloroso proceso de renovación que durará 150 días.

Ese proceso consiste en volar hacia lo alto de una montaña y refugiarse en un nido, próximo a una pared , donde no necesite volar.

Entonces, apenas encuentra ese lugar , el águila comienza a golpear con su pico la pared , hasta conseguir arrancárselo.

Apenas lo arranca , debe esperar a que nazca un nuevo pico con el cual después , va a arrancar sus viejas uñas.

Cuando las nuevas uñas comienzan a nacer, prosigue arrancando sus viejas plumas.

Y después de cinco meses , sale victorioso para su famoso vuelo de renovación y de revivir, y entonces dispone de 30 años más.

A veces nos preguntamos:

¿ Por qué renovarnos ?

En nuestra vida, muchas veces, tenemos que resguardarnos por algún tiempo y comenzar un proceso de renovación.

Para que reanudemos un vuelo victorioso, nos debemos desprender de ataduras , costumbres y otras tradiciones del pasado.

Hoy somos muchos los que desearíamos una segunda oportunidad:

Una segunda oportunidad, para modificar la tarea que al concluirla, vemos que los resultados no fueron los esperados, o para corregir los errores, programar de una manera distinta las estrategias o planes de acción de nuestra vida.

Una segunda oportunidad, para dar otro orden de prioridades a la atención de la familia, los asuntos espirituales, el trabajo, los amigos, etc.

Una segunda oportunidad, para tener un carácter distinto, que nos permita escuchar más a los demás y sobre todo al Señor, en lugar de creer que solamente nuestras ideas y criterios son los mejores.

Una segunda oportunidad, ¿será posible? .

En algunos casos, lamentablemente no. Pero como en las águilas, por la misericordia de nuestro buen Dios, y si tenemos una disposición de humildad y ferviente deseo de que se produzca una verdadera "transformación y renovación"... será posible.

Necesitaremos como las águilas, reconocer nuestra situación, saber que Dios puede modificar cualquier adversidad. Debemos tener un espíritu de constancia y fuerza para el cambio. Entonces, y sólo entonces tendremos "una segunda oportunidad", pero gozando del fruto del Espíritu Santo que es: gozo, paz, paciencia, mansedumbre, templanza, bondad, esperanza, amor, fe.
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15:41 | Autor Iglesia Hogar
Festividad de nuestro Patrono San José: Con motivo de las Fiestas Patronales de San José, los actos se realizarán el domingo 18 del corriente a las 19 horas con la Procesión portando la imagen del Santo alrededor de la Plaza Libertad, y a continuación, la celebración de la Santa Misa. Como en años anteriores, después de la Misa, a las 21 horas, se realizará la Fiesta de las Colectividades y Centros Tradicionalistas de Balcarce quienes ofrecerán sus bailes típicos y comidas particulares. Invitamos a todos los etablecimientos escolares, a las distintas colectividades, instituciones y agrupaciones a participar cons sus abanderados en estas celebraciones. El lunes 5, a las 18 horas en la Parroquia San José, se invita a todos los medios televisivos, radios y medios escritos, a participar en una conferencia de prensa que ofrecerán los que participarán en los actos de la Fiesta. La novena a SAn José se inicia todos los días desde el día 9 a las 18:30 horas. Recordamos que en este tiempo de Cuaresma, todos los viernes a las 7 horas y a las 18 horas, se reza el Vía Crucis en Parroquia San José. En Parroquia Santa María se reza a las 15 horas. La Prergrinación al CAlvario de Tandil será el 25 de marzo saliendo de Parroquia San José. Los interesados en viajar, acercarse a SEcretaría Parroquial para reservar el lugar en la combi.
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