11:15 | Autor Iglesia Hogar


DOMINGO DE RAMOS: Abre solemnemente la Semana Santa. La Misa de este día tiene dos partes propias: la Procesión de Ramos y  la lectura de la Pasión.
MIÉRCOLES SANTO: MISA CRISMAL. Llamada así porque se consagran los Óleos (entre ellos, el Santo Crisma), que han de usarse para los sacramentos del Bautismo, Confirmación, Orden Sagrado y Unción de los Enfermos.
JUEVES SANTO: CENA DEL SEÑOR. Se celebra por la tarde o noche. Conmemora la institución de la Eucaristía, del sacerdocio y la caridad. El celebrante hace presente a Jesús quién manifiesta el gesto de caridad para todos los fieles dando el ejemplo de lavar los pies a los Apóstoles. Al término de la ceremonia callan las campanas y los instrumentos musicales. El altar está despojado y el Sagrario abierto y vacío     
RESERVA DEL SANTÍSIMO SACRAMENTO: Se reserva el Santísimo en un lugar apropiado para la adoración silenciosa de los fieles hasta el Sábado Santo.  Se desnuda el altar y se retiran las cruces del templo. Si es posible, se cubren las imágenes.
VIERNES SANTO: Único día en el que no se celebra
 la Santa Misa. En este día, como acto de piedad,
sólo se realiza el Vía Crucis. Día de la muerte del Señor en la cruz. Celebración de la Pasión del Señor por la tarde. El celebrante, al inicio se postra en el suelo. Se divide en tres partes: Liturgia de la Palabra y Oración Universal, Adoración de la Santa Cruz y Sagrada Comunión.
SÁBADO SANTO: La desolación de María y el descenso de Jesús al lugar de los muertos. Jesús en el sepulcro. Es el día para profundizar, para contemplar. Día propicio para hacer la confesión pascual.
VIGILIA PASCUAL: (Sábado a la noche). Los fieles esperan al Señor con las lámparas encendidas para que los encuentre en vela y los haga sentar a su Mesa. En esta celebración se bendice el Fuego, la procesión con el Cirio Pascual, la liturgia de la Palabra, la liturgia Bautismal y la liturgia de la Eucaristía.
DOMINGO: PASCUA DE RESURRECCIÓN:  Jesús resucitó!!!  Han tornado a la Liturgia los aleluyas y el Gloria.  El pueblo celebra la vida con el signo del huevo decorado, y el gustito de la Pascua se saborea con las clásicas roscas. Es la feliz conclusión del drama de la Pasión y la alegría inmensa que sigue al dolor.


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